Para coger con pinzas

Estamos en pleno puente y es temporada de ir a pasar unos días fuera de casa, ya sea a la nieve, al monte, a una casa rural a calentar los pies bajo la chimenea... los vascos le damos a todo. Para un par de días, solemos optar por no ir muy lejos y acercarnos a la costa cántabra: Noja, Isla, Somo... Por ello, vengo a hablaros sobre un restaurante que se sitúa en el pueblo de Ajo, el Carlos III. Es un restaurante famoso por la zona por su buen marisco, y se llena casi todos los fines de semana, aunque en invierno no haya demasiada gente por estos parajes. 

Lo descubrí porque desde bien pequeña me han llevado allí mis padres a comer, y después a Isla a merendar chocolate con churros. Era siempre uno de mis planes favoritos, todo lo que tenga que ver con comer me ha parecido siempre un plan estupendo. Ahora soy yo quién lleva a mis amigos allí.

Lo bueno del Carlos III es la relación entre la calidad y el precio, ya que ofrece diferentes tipos de menú para poder degustar el marisco e incluso combinarlo con carne, de gran calidad también y sus ricas paellas. Como he dicho, a parte de la carta, entre los menús predeterminados se encuentra el menú parrillada; que es el que yo suelo coger.


En la imagen se puede ver la mariscada para dos, que es lo principal del menú. Contiene centollo, nécoras, langostinos, cigalas, yumbos y bogavante. No puedo evitar que se me haga la boca agua mientras escribo esto, porque la verdad que está para chuparse los dedos. Nunca mejor dicho; porque esto está creado para pringarte las manos y luego chuparte los dedos! Bueno voy a seguir con el menú que me despisto. Antes de la mariscada hay una ensalada gourmet con jamón y pudding de cabracho para cada uno de los comensales. Además, dentro del menú entran también el postre casero, que escogimos pudding de coco (ya os he dicho anteriormente que todo lo que lleve coco lo ataco) y las bebidas, que se puede elegir entre un vino blanco, un tinto y un rosado que están ricos. Aunque para acompañar a este menú le pega mejor el blanco o rosado, yo soy más fan del vino tinto. Puedes pedir también agua, que no te la cobran a parte; suelen contarlo como parte del menú. El precio del menú es de 45€ por persona, que merece la pena pagarlos porque el sabor del marisco es espectacular. Si no te gusta mucho el marisco es mejor que optes por el otro, que está mezclada la parrillada con carne también. 


El espacio es perfecto para ir con amigos o familia, es amplio y está decorado de forma tradicional y relacionado con el mar. En la entrada tienen un barquito con un vivero que delimita la zona del bar y el comedor. El comedor forma una especie de cuadrado alrededor de un jardín con un pérgola en el centro. Desde el jardín entra mucha luz al comedor y le da esa sensación agradable de color por las cristaleras gigantes que dejan a la vista todo lo que hay en ese espacio central. Además, en la zona de comer, hay colocadas unas cuantas barricas grandes vacías y dentro han colocado mesas para unos cuatro comensales, que es bastante original. 

Aquí os dejo mi opinión sobre este restaurante cántabro, y recordad:

Los mejores meses para comer marisco llevan la letra "R". Septiembre, octubre, enero... Así que escoged bien la temporada para disfrutar de una calidad óptima de animalitos con pinzas. 

Hasta el próximo post! 



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